Bajo el sol, en la autopista, unos hermanos intentan encontrar transporte de regreso a casa. Star (Shane Lane), con la frente llena de sudor, ve hacia el otro lado, donde una banda de jovenes baja del auto rumbo a un supermercado. Su mirada definición de añoranza.
American Honey no pierde tiempo presentando su historia, y no es una película que tenga tiempo para las sutilezas, a pesar de sus más de 2 horas y media de duración. En su lugar, opta su directora (Andrea Arnold) por lo obvio, explorando el mundo de los llamados Reckneck y White Trash a través de los ojos de su joven protagonista Star, jamás arañando más allá de la superficie de la mayoría de sus personajes, y cuando lo hace apostando por los mismos hablando directamente a Star (y al espectador).
Ahora, que esto no significa que American Honey resulte una película simple, pero si acaba por dañar más que ayudar: American Honey requiere desesperadamente de un metraje más corto, de una historia más enfocada y de un mensaje menos sobreexpuesto, pero también encuentra sus mayores virtudes en el tiempo que puede dedicarle a sus múltiples subtramas que, aunque por separadas todas ellas de poca complejidad, juntas logran crear un transfondo rico para que los personajes se muevan. Así, el conjunto supone una obra desigual que gana y pierde terreno en todo momento, y cuyas situaciones son siempre más interesantes que sus arcos argumentales, a pesar de la variedad de los mismos.
No quiero criticar demasiado el trabajo de su directora, pues Arnold tiene a su favor que la visión del filme resulta clara y bien enfocada. Pero, y para mí resulta un gran pero, la historia requiere más que una dirección para funcionar: American Honey, para ser una película "road trip", es sorprendentemente estática, su cambio de escenario constante hace aún más notoria la aparente falta de desarrollo que sufren sus protagonistas. Quizás esta era la intención, no lo se, pero tras tanto tiempo viendolos acaba resultando, a falta de mejor palabra, frustante.
Hay dos cosas que resalto de la película sobre todo lo demás. Primero, su reparto, encabezado por la debutante Sasha Lane, es muy bueno y sabe trabajar con lo que tienen. Shia LaBeouf y Riley Keough brillan en sus roles secundarios, pero también hay que notar que son los personajes mejor trabajados del conjunto. Sasha Lane hace un muy buen trabajo vendiendo a Star, y los problemas que tengo vienen de que el personaje es mucho más estúpido de lo que debería ser. El resto del cast hacen bien su trabajo, pero su gran número hace que se desdibujen; se recuerda el gran trabajo conjunto, pero poco de sus virtudes individuales.
En segundo lugar, hay que destacar la música. Es absolutamente maravillosa, y conecta muy bien la historia, creando contexto, transfondo y ambiente todo en uno. Realmente alza los momentos de la película (especialmente las secuencias finales) hasta un nivel de casi perfección.
Quiero acabar mencionando un poco de la historia. Ya he dicho que es algo repetitiva, se siente larga y tediosa, y mucho de ella se gasta en escenas que no avanzan la misma a pesar de que aportan al conjunto complejidad. Pero quiero remarcar lo que a mi parecer resulta un grave error, pero también de forma contradictoria una virtud de la película: el final, a pesar de tener tanto tiempo, se siente apresurado, incompleto, injunto tanto para sus personajes como para el espectador. Aún así, hay algo poético en terminar con Star en el agua; no es un nuevo comienzo, per se, pero es la insinuación de algo, el único momento en que la película se permite ser sutil, y tal vez el peor momento para hacerlo.
He criticado muchos aspectos de la película, pero quiero aclarar que me ha gustado, y me ha gustado bastante. Si soy tan duro con ella es porque, al verla, puedo persivir la grandeza que se oculta detrás de sus problemas, y no puedo evitar pensar que, con un guión mas mesurado y una directora más controlada en su visión, podría haber sido una obra maestra. Frusta que no llegue a la excelencia, pero eso no le quita el nivel que ha logrado.
Igual que sus personajes, igual que la generación que ataca y la cultura americana que defiente y sataniza a partes iguales, American Honey es, por sobre todo, una belleza rota, un potencial desperdiciado.
Lo Mejor: Su música.
Lo Peor: Su excesivo metraje.
Calificación: 8.0
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