Hace unos meses fui con unos amigos al cine en la Cineteca Nacional, ese pequeño rincón de cine perdido en la ciudad, donde algunas de las mejores y más desconocidas películas acaban encontrando su lugar. Esa vez fue la primera vez que iba, y desde entonces solo he podido querer ir más y más. Y así está esta sección, de películas que allí he encontrado. La primera, esa que me hizo enamorarme de la Cineteca, se llamaba Hannah Arendt.
Argumento: La película es un biopic sobre la gran filosofa Hannah Arendt, específicamente durante 1961, cuando escribió para el New Yorker un famoso, a iguales partes alabado y repudiado, artículo sobre el juicio del ex-nazi Adolf Eichmann, en que introducía el concepto que sería llamado "la banalidad del mal".
En General: La cosa empezó demasiado lento para mi gusto. Iba con dos amigos, y durante la introducción casi nos hemos dormido en las butacas, pues la acción a penas sentíamos avanzaba. Y entonces, justo cuando iba a cerrar los ojos, el juicio comenzó.
El juicio. Es allí donde la película realmente cobra vida, donde la película comienza a moverse en la historia y encuentra el ritmo que requiere para enamorar. De allí, jamás vuelves a perder por un segundo la atención, y la emoción va aumentando progresivamente hasta llegar a ese gran monologo final, en que realmente tanto el guión como la actriz principal dan todo de si, y te acaban haciendo caer rendido completamente a los pies de esta película. Honestamente, tras ese monologo en que defiende con todo lo que tiene lo que ha hecho, estuve a un segundo de pararme y aplaudir en medio del cine, porque fue simplemente perfecto.
Actuaciones: Para una obra que tiene tantos buenos actores, y casi todos interpretando prominentes escritores, filósofos, profesores y reporteros del siglo XX, es sorprendente lo mucho que pueden ser opacados por dos.
Primero, es la protagonista de la obra, la maravillosa Barbara Sukowa en el papel titular. Hay pocas cosas más difíciles que tomar a un papel que es tan serio, huraño y cerrado como Arendt y darle alma y corazón, permitiendo que enfatice con el público. Ella lo logra, porque su Hannah es completa, interesante, y llena de sentimientos a pesar de pasar media película con la mirada fría en el rostro. Especialmente potente en las imágenes con su amigo israelí, cuando enfrente por primera vez las críticas, y ese hermoso monólogo final que oficialmente es lo mejor del año.
En segundo lugar, seguimos con la propia Hannah, ahora en la piel de la joven Friederike Bencht. Esos flashback fueron deliciosos por ella, que sabe meterse completamente en el cuerpo de una joven en los tiempos de los Nazi, intentando comprender quien era realmente. Me gusto, simplemente me gusto.
Guión y Dirección: El guión de Hannah Arendt está escrito para ir avanzando en el ritmo de forma constante más pausada, y la dirección trabaja con este controlándolo perfectamente. No resulta sorpresa que ambos sean realizados por la misma persona, Margarethe von Trotta, una de las cineastas alemanas más importantes de la época.
Apartado Técnico: Había algo absolutamente hermoso en la dirección artística, en el vestuario y en el maquillaje que había en la película. Se veía tan simple a primera vista, pero viendo de cerca era tan cuidadoso hasta el último detalle, hecho con toda la dedicación del mundo. Me ha llevado de vuelta a aquellos años, a los años de la Guerra Fría, del cambio y de la noble sobrés.
La Escena: Lo dije ya como mil veces, y lo volveré a decir. Ese monologo. ESE MONOLOGO. Era tan hermoso. Vale la pena verlo una y otra y otra vez, hasta que sientes que todo lo que sabías ha cambiado completamente.
Conclusiones: Hay algunas cosas que aprendí con esta película. Primero, debo ir más a la Cineteca Nacional. Segundo, debo ver mas cine de von Trotta. Tercero, no hay nada mejor que un monologo final bien escrito. Y finalmente, Sukowa es simplemente maravillosa.
Lo Mejor: EL MONOLOGO.
Lo Peor: Un inicio demasiado lento.
Calificación: 8.5 (Ocho y Medio)
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